viernes, 26 de octubre de 2012

Entraste solo y saldrás solo, si es que te sostienes en pie


Prematuras noches de fiesta
te hicieron conocer
junto con tu primer amor
a esa otra chica, la cual entró en
tu círculo de amistades sin previo
aviso y que proponía aventuras
alocadas y noches sin
control desenfrenadas.
Poco a poco fue ganándose tu
cariño y fuiste a ella a quien
confiaste tus mayores secretos,
los cuales, no te atreviste a
decir ni a tus seres más queridos
ni a tus amigos más fieles.
Besaste los labios de ella en tus
noches de soledad aún sabiendo
que aún así te sentirías
más solo, cuando la que de
verdad te podía solucionar los
problemas te esperaba recostaba
en la cama sin poder descansar.
Esperando a que el vino de su
interior se volviera añejo,
tu salud fue menguando y tu rostro
ante el espejo se fue haciendo viejo.
Cada vez más rubias por partido,
con tus supuestos amigos
del bar, con los que no quedaste
a ninguna hora, ya que a ese bar
entraste solo y saldrás solo, a
menos que no te sostengas en pie.
Fuiste bebiendo del licor trago
a trago y los años no pasaban
en vano por tus hijos que desde
pequeños fueron testigos del
vicio que te agarraba de la mano.
No cruzaste ninguna palabra
con ellos a menos que tu boca
ebria jugara con tu mente sacando
palabras dolientes o bonitas
según tu estado de ánimo,
Palabras verdaderas, según el
dicho, del cual quiero olvidar,
pero que tú supuestamente olvidas
cuando tu boca cesa de
hablar. Esas mismas palabras
que siempre se te asentían por
no quebrantar tu estado y que
poco a poco se iban mermando
cuando a cada rato o de pleno
sopetón tenías que evacuar
todo lo ingerido.
Luego horas de siesta daban
fin a minutos interminables de
tu sin razón etílica.
Siempre decías que merecías
un desahogo , un respiro y
tomar una de vez en cuando,
pero esa copa, se tornó a rutina
y contabas tus problemas ya no
solo a ella sino a tus amigos
del bar, los que nunca te han
escuchado y solo te oirán ya
que ellos seguro tienen el
mismo problema que tú escondes;
no saber reconocer a la
gente que te quiere de verdad
y que sin duda te sabrá escuchar
y que precisamente os
pidió que no bebierais mucho
y que dejasteis en casa cuando
entrasteis en el bar.